La Fundación Princesa de Girona selecciona a jóvenes estudiantes de Educación Infantil o Primaria para formar parte del programa 'Generación Docentes', que ofrece una experiencia única de aprendizaje que incluye prácticas en escuelas rurales disruptivas de Aragón, Extremadura y Galicia, más de 50 horas de formación y la oportunidad de formar parte de una comunidad activa de aprendizaje, para que los estudiantes puedan desarrollarse personal y profesionalmente al máximo a través de la experiencia.
Belén con algunos de sus alumnos. (Cedida)
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Pregunta.- ¿Cómo surgió la idea de apuntaros al programa ‘Generación Docentes’, de la Fundación Princesa de Girona?
Respuesta Belén.- En mi caso, recibí un correo de la universidad en el que se anunciaba el programa Generación Docentes, decidí meterme en la página web y ver en qué consistía, vi todos los vídeos de la anterior generación y cada vez me llamaba más la atención la idea de hacer las prácticas en la escuela rural. De hecho, no tenía claro dónde realizar las prácticas de cuarto y, entre mis opciones se encontraba un colegio rural agrupado, por lo que, al ver el programa, pensé que era una gran oportunidad. Además, si me escogían tendría la oportunidad de vivir cuatro meses fuera de casa, lo cual creo que nos hace madurar y, entre las opciones para hacer las prácticas se encontraba Galicia, comunidad que, personalmente, me encanta.
P.- ¿Cómo fue el proceso de elección para participar en él?
RB.- Fue un proceso largo, pero enriquecedor, compuesto por tres fases. Yo lo viví muy intensamente y tengo un grato recuerdo de él. En primer lugar, teníamos que enviar la solicitud en la que había multitud de aspectos que rellenar, la mayoría eran cuestiones académicas, pero también nos pedían el tema del TFG o que comentásemos qué podíamos aportar a la escuela rural. Además, debíamos adjuntar un vídeo describiendo las motivaciones para participar en el programa. Todo esto hizo que me conociera mejor como futura docente, ya que eran preguntas bastante profundas y que elaboré con mucho cariño y dedicación.
La segunda fase era asistir a una formación online. Para mí, algo que define al programa es la formación que se recibe antes, durante y después de nuestro paso por él. Recuerdo que estas formaciones fueron la primera toma de contacto entre nosotros, casi todos coincidíamos en que se creaba un vínculo muy especial entre todos, puesto que compartíamos la vocación por la profesión docente.
La tercera y última fase era una entrevista personal. Creo que esta última fase me dio experiencia para poder afrontar futuras entrevistas.
Un aspecto destacable de este proceso es que para conocer si pasábamos de una fase a otra nos mandaban un email. En mi caso, casi me quedo fuera del programa por no leer el primero, puesto que me entró por spam. Cada vez que me llegaba el correo de Generación Docentes diciendo que había pasado de fase sentía mucha felicidad y se lo comunicaba rápidamente a mi familia.
P.- Jiale Chen ha participado en el primera edición, en el CRA Martín Río, de Aragón, ¿cuánto tiempo estuviste allí y cómo este colegio? Por su parte, Belén Fraga ha participado en la segunda edición, en el CRA Maestra Clara Torres, de Galicia, que recibió el premio Escuela del Año…
RB.- Yo estuve cuatro meses en Tui. El colegio es un colegio rural agrupado que cuenta con cinco aulas repartidas por cinco parroquias de Tui, además de la sede. La sede es un espacio donde se encuentra la biblioteca y la sala de profesores y varios despachos, allí hacen las reuniones y hacen las guardias. Yo tuve la oportunidad de visitar todas las aulas, iba un día a cada una, por lo que pude aprender de todas las maestras.
Me di cuenta de que cada una era diferente, puesto que se adaptaban a las características de los estudiantes o al número de éstos, puesto que la ratio variaba entre siete y quince. Es un colegio plurilingüe que aboga por la participación de las familias. De hecho, yo llevé a cabo un proyecto al que vinieron los abuelos de algunos menores a participar. En este centro aprendí cómo es la vida de una docente itinerante. También aprendí cómo se trabaja en un aula multigrado, en particular, en la mayoría de aulas, trabajaban de manera individualizada, respetando los ritmos de aprendizaje de los menores, puesto que las actividades de matemáticas o lengua las hacían individualmente, en cambio, otras actividades de plástica, psicomotricidad, juego libre e incluso las actividades que proponía la PT a los estudiantes a los que atendía las hacían todos juntos. De esta forma tenían la oportunidad de aprender unos de los otros y de sentirse plenamente incluidos en el aula.
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Jiale ha realizado el programa en un centro de Aragón. (Cedida)
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Era maravilloso poder ver cómo se cuidaban entre ellos, por ejemplo, si un niño de tres años no podía abrir el grifo iba uno de cinco para ayudarle. Muchas veces, en las actividades de psicomotricidad se hacían dos grupos y se mezclaban entre ellos.
P.- ¿Qué formación habéis recibido en cada uno de vuestros centros y del propio programa?
RB.- La formación que recibí en el centro fue una formación de mucha calidad sobre cómo ser maestra de Infantil en aulas multigrado. Aprendí a programar para diferentes aulas, a realizar actividades, ser capaz de adaptar las actividades a los estudiantes, aprendí a ofrecer una educación inclusiva, etc. Creo que la formación que un maestro obtiene en la escuela no es comparable con la que se pueda adquirir con los libros.
El programa Generación Docentes nos formó en multitud de áreas, desde la creatividad en las sesiones de la segunda fase de selección, hasta hablar en público, el pensamiento visual (visual thinking), pasando por la creación de pictogramas, la radio educativa, la metodología de proyectos, etc. Además, tuvimos la oportunidad de asistir al tour del talento y hacer una expedición pedagógica a tres centros educativos, por lo que allí también aprendimos multitud de recursos, herramientas y actividades para realizar con nuestro alumnado.
P.- ¿En qué medida os ha servido de apoyo para el desarrollo de vuestro trabajo de fin de grado?
RB.- En mi caso, lo que me sirvió para mi trabajo de fin de grado fue la experiencia de prácticas y la formación en la metodología de proyectos, ya que aproveché que desde la Fundación nos animaban a realizar un proyecto siguiendo la metodología en la que nos habían enseñado, para desarrollarlo y que me sirviera como TFG. Aunque no obtuve ayuda para realizar mi TFG por parte de la Fundación, sí que se podía solicitar si la necesitabas.
P.- ¿Cómo ha sido el acompañamiento tutorial que habéis recibido?
RB.- En nuestro caso, teníamos un acompañamiento mensual individual por parte de un mentor. Nos preguntaba qué tal estábamos, cómo íbamos con las prácticas, si teníamos alguna necesidad, si queríamos comentarles algo específico, si estábamos compaginando bien las prácticas con la universidad, etc. Además, nos escuchaban y nos aconsejaban si nosotros se lo pedíamos. También teníamos reuniones conjuntas en las que comentábamos nuestras experiencias y tratábamos de estrechar lazos entre nosotros, puesto que al final estábamos todos viviendo una experiencia similar y todos teníamos inquietudes muy parecidas.
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La alumna Belén Fraga. (Cedida)
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P.- ¿Cómo ha favorecido la baja ratio de una escuela rural la experimentación y la pedagogía activa?
RB.- Yo creo que es fundamental, el hecho de tener pocos estudiantes hace que innovar y experimentar con las metodologías sea más sencillo que en clases muy numerosas, puesto que se conoce mejor a los menores, cuáles son sus intereses, sus capacidades y limitaciones, etc. Esto hace que se puedan llevar al aula metodologías adaptadas a sus posibilidades y a sus gustos, incrementando así la motivación por el aprendizaje. Además, cuando se tienen pocos estudiantes es más fácil que todos participen y se sientan protagonistas de su aprendizaje.
RJ.- La baja ratio te permite hacer actividades más concretas y más libres, ya que puedes estar pendiente de todo el grupo a la vez. No tienes que preocuparte tanto porque la explicación sea cien por cien detallada y precisa, ya que es más fácil mantener la atención del grupo. Te permite experimentar más fácilmente con la dificultad de la actividad, ya que en cualquier momento los mayores pueden ayudar a los pequeños.
En mi año tuve ciertas limitaciones debido al COVID (Enero-junio 2021) al no haber aún vacunas (se empezó a vacunar alrededor de abril, hubo el pequeño jaleo de Astra-Zeneca) y al ser de prácticas a mí no se me consideró esencial y no se me vacunó, por lo que ciertas actividades entre grupos del colegio y entre los diferentes centros del colegio estaban limitadas.
P.- ¿Ha sido suficiente la ayuda recibida para sufragar gastos?
RB.- En mi caso no del todo, pero también porque estuve un mes viviendo en un hostal porque no encontraba un piso, entonces esto hizo que el coste de la vivienda se incrementase, si no hubiera sido por eso quizás si que hubiera sido suficiente para sufragar los gastos básicos.
RJ.- Sí, y con un poco de suerte si se consigue compartir piso, al ser una zona rural el precio es menor que en ciudades grandes, por lo que en mi caso me sobró un poco.
P.- ¿La realidad socioeducativa de Galicia y Aragón difiere de la de Extremadura o se parecen?
RB.- Creo que entre la de Galicia y Extremadura hay más similitudes que diferencias. Por ejemplo, en Galicia hay muchos colegios en los que solo hay aulas de Educación Infantil, esto en Extremadura no es lo habitual. Sin embargo, en ambas Comunidades hay multitud de escuelas rurales y escuelas multigrado, la ratio es bastante baja, las familias de los menores empiezan a preferir llevar a sus hijos e hijas a otros colegios más grandes, en lugar de dejarlos en los colegios rurales, por los beneficios de estos otros colegios, como el aula matinal o el comedor.
P.- ¿Qué prácticas singulares habéis vivido y experimentado?
RB.- La singularidad de mis prácticas fue el trabajar como lo hace una maestra itinerante, en lugar de hacerlo como si fuera la tutora que es el rol que se suele desempeñar en el periodo de prácticas. Además, por supuesto, cuentan con la singularidad de desarrollarse en un entorno que no es al que estamos acostumbrado. En mi caso, en algunos momentos cambiaba hasta el idioma, cuando hablaban en gallego, y de ser escuelas rurales. En mi caso, me había planteado la posibilidad de desarrollar mi periodo de prácticas en un CRA en Extremadura, pero lo normal suele ser escoger un colegio del centro de la ciudad.
P.- ¿Qué beneficios os ha aportado esta experiencia?
RB.- A mí me ha aportado beneficios tanto a nivel personal como profesional. Personalmente, he crecido mucho, he ganado autonomía e independencia, he aprendido a hacer cosas sola, que antes a lo mejor no me hubiera planteado o atrevido como ir sola al teatro o simplemente a dar un paseo. Se podría decir que ahora disfruto más de mi propia compañía. En cuanto al ámbito profesional, he ganado confianza en mí misma, conocer otras realidades, cómo trabajar con estudiantes de diferentes niveles, cómo potenciar la colaboración entre el alumnado, etc.
RJ.- Lo primero de todo, me gustaría destacar a todos mis compañeros de la 1ª Generación Docentes. Es un grupo en el que cualquiera tenía mucho que aportar, que todos teníamos opiniones certeras y argumentadas y todas las conversaciones que tenía con cualquiera de ellos, ya fueran más o menos amigos, eran destacables y me aportaban mucho conocimiento. Por otro lado, la formación de la Fundación fue también muy enriquecedora y pude aprender mucho y de muchos temas diferentes. Por último, lo más destacable son las prácticas en el ámbito rural porque, a pesar de ser prácticas, desde el primer día me sentí como un maestro más de la escuela. Fui muy bienvenido y tuve muchas oportunidades para aportar mi visión educativa, enseñar a mi manera y aprender de todos, tanto de los demás maestros como de los propios niños.
P.- En general, ¿cómo ha sido vuestra experiencia? ¿Qué destacaríais de toda ella? ¿La recomendaríais?
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Para este alumno, la experiencia le ha resultado "inolvidable". (Cedida)
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RB.- Haciendo un análisis global de toda la experiencia, puedo decir que ha sido única y transformadora, puesto que te hace plantearte tu propia concepción sobre educación, provocando que la transformes. Además, en mi caso, me cambió también personalmente. La destacaría entera, desde la fase de selección hasta el periodo de prácticas pasando por la formación, e incluso, ahora, que ya hemos finalizado el programa seguimos beneficiándonos de formaciones que ofrece la Fundación o tenemos la posibilidad de participar en algunos encuentros.
Yo la recomendaría sin ninguna duda, es una experiencia completa y que cumple con lo que dice, además, desde la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Extremadura dan muchas facilidades para que nos presentemos al programa, ya que el periodo de prácticas del programa y del grado en Educación Infantil o Primaria coinciden en el tiempo, por lo que la compatibilidad resulta muy sencilla.
P.- Para finalizar, ¿tenéis alguna anécdota que resaltar que hayáis vivido?
RB.- Por supuesto, la verdad es que tengo muchas. Por ejemplo, cuando fuimos al tour del talento y la expedición pedagógica, tuvimos que dejar de ir al colegio durante unos días y recibí un mensaje de la profesora con la que itineraba en el que me decía que los peques me echaban de menos y que tenían ganas de que volviera.
En otra ocasión, los niños y las niñas en el recreo comenzaron a bailar una coreografía que les había enseñado y la maestra que estaba con ellos me mandó un vídeo para que los viera. Estos pequeños detalles te llenan y hacen que sientas que tu trabajo y esfuerzo merece la pena. Por último, creo que la experiencia hay que vivirla y para ello es fundamental introducirse en la cultura de la comunidad en la que estás viviendo por cuatro meses. En mi caso, fui a varias fiestas tradicionales como a una romería en la que recreaban cómo se molía el millo (maíz), además había música y baile tradicional gallego, también fui a otra romería en un pueblo donde había puestos y música gallega en directo; también asistí a clases de baile gallego y, por supuesto, viví la fiesta de Tui, San Telmo.