El IES Castillo de Luna, de Alburquerque, está impartiendo este curso un taller de Filosofía Aplicada, creado expresamente para el alumnado de Formación Profesional Básica del centro, con el fin de impedir que los alumnos y alumnas desconecten de la reflexión diaria acerca del mundo, de su entorno más cercano y de ellos mismos, así como para proporcionarles una herramienta para su desarrollo personal, ético y social y crear un espacio de reflexión permanente, entre otros objetivos.
Carmen Pérez Cabrera, profesora de Filosofía. (Cedida)
|
Ninguna de las leyes educativas que se han ido gestando a lo largo de mi vida docente han planteado lo que aquí proyecto y, tras mi experiencia, considero que es una necesidad. Una necesidad que, gracias a la autonomía que ha demostrado tener el equipo directivo del IES Castillo de Luna, de Alburquerque, es a día de hoy una realidad. Desde estas líneas, mi agradecimiento incansable.
La Formación Profesional básica en nuestros centros se nutre de alumnos en su mayoría desmotivados por el sistema educativo que tenemos y que inevitablemente se ven expulsados del acceso a conocimientos más profundos, como la ética y la filosofía, que les permitiría seguir conectados con la reflexión diaria.
Este proyecto nació este año para dar cabida a todos esos alumnos y alumnas de Formación profesional básica II que ya se están beneficiando del Taller de Filosofía Aplicada que he creado para ellos, y a los que a partir de ahora se podrán beneficiar, si este proyecto toma forma definitiva y se instala en el IES Castillo de Luna, para quedarse.
Se inicia el lunes 24 de enero de 2022, por iniciativa de su tutora Cristina García, que me pide que haga una sesión puntual con sus chicos para motivarlos. Quiero decir que la continuidad de este taller, a día de hoy, se mantiene por petición expresa de los alumnos y alumnas que lo forman.
Estudiantes y profesora durante una de las sesiones del taller de Filosofía Aplicada. (Cedida)
|
Los contenidos planteados tendrán siempre como base la Filosofía estoica, por el simple motivo de que el estoico fundamenta su filosofía en un entrenamiento para el gobierno de las pasiones y la mejora del pensamiento crítico. Estos chicos necesitan ese entrenamiento, porque, como diría Epicteto, aunque no podemos elegir las cosas que pasan, si podemos elegir cómo reaccionamos a ellas.
Era muy importante que comprendieran que pueden cambiar si se les dota de las herramientas adecuadas y nos pusimos a ello. El entusiasmo y la implicación de su tutora Cristina y mi preparación, dentro del proyecto BOECIO del que formo parte, para interactuar con personas vulnerables, han resultado ser una perfecta combinación para sacar lo mejor de estos chicos.
Los chicos, su tutora y yo, nos reunimos todos los lunes a cuarta hora y juntos nos enfrentamos a herramientas tan inspiradoras como las siguientes:
En cada sesión de entrenamiento se plantea una dinámica que les permita visualizar de la manera más sencilla el tema del encuentro. Con ayuda de su tutora, con la que estoy en permanente contacto, voy tratando los aspectos que pueden ser más cercanos a sus vivencias personales y académicas. Trabajamos pequeños textos estoicos, que debido a su desconocimiento de la filosofía procuro que no sean en exceso complicados ni extensos.
La temática siempre les resulta provocadora y les lleva a expresar las cosas que les suceden y que se corresponden con lo que estamos tratando y entonces surge la magia y descubren que han adquirido una herramienta aplicable a su vida y que les puede ayudar a cambiar algún aspecto. Utilizan las herramientas y entonces las cosas mejoran un poco más.
Y despliego ante ellos textos de Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, entre otros y abandono el trono de filósofa y les cedo la palabra para dejarles pensar por sí mismos. La Filosofía es un gimnasio, que diría Boecio y me convierto en entrenadora, generando un espacio que facilite la práctica de la filosofía y permita que los chicos transformen su existencia.
La metodología es primordial, porque este taller no nace como una asignatura más al uso. Asisten los chicos y también su tutora Cristina y ella es fundamental por dos motivos: El primero es que nunca un compañero/a de Formación profesional básica intuyó los beneficios, que mi aportación desde la filosofía podría tener en los chicos. El segundo, es que ella proporciona a lo largo de la semana diferentes momentos, dentro de sus clases para retomar y reforzar las prácticas que yo he dejado planteadas en la sesión semanal.
Este año, ha nacido de forma espontánea, pero se me permitirá a final de curso hacer una valoración cualitativa del proceso y la evolución de los chicos.
En estos momentos y al cierre de la segunda evaluación, su tutora expresa que ha habido un cambio de actitud en el grupo, que se quejan menos y se valoran más y que todo eso repercute en su interés por lo académico y en cómo ha crecido su nivel de esfuerzo.
Hemos pedido a los chicos implicados este año que hagan una valoración del taller y creo que es el mejor colofón que puedo dejar y que sirva de carta de presentación de esta práctica filosófica:
Si en alguien ha despertado interés esta práctica, puede contactar conmigo en carmenperezcabrera@gmail.com.